¿Cómo se manifiesta el déficit de atención en el entorno escolar?
- Parecen no prestar atención cuando se les habla, se pierden en las conversaciones.
- Les cuesta iniciar cualquier actividad o tarea.
- Tienen dificultad para organizarse y planificar las tareas.
- Entregan los deberes incompletos, sucios o poco cuidados.
- Les cuesta mantener la atención en tareas más largas, aunque sean sencillas.
- No cumplen las normas o reglas de los juegos.
- No prestan atención a los detalles.
- Su rendimiento varía de una actividad a otra y son inconsistentes.
- Parecen solo estar atentos a lo que les gusta.
- Evitan las tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
- Se levantan constantemente de la silla.
- Cambian de postura todo el rato cuando están sentados.
- Corretean por la clase.
- Molestan a sus compañeros.
- Muerden los lápices y bolígrafos.
- Interrumpen constantemente la clase.
- Cuidan poco los materiales, son descuidados.
- Suelen estar involucrados en más accidentes, peleas.
- No suelen reflexionar, por lo que pueden parecer inmaduros.
- Al no reflexionar no miden las consecuencias de sus acciones.
- Parecen hacer lo primero que se les pasa por la cabeza.
- No hacen caso de las advertencias que se les dan.
- Presentan dificultades para llevar a cabo tareas que necesiten aplicar estrategias de análisis.
- Tienen falta de constancia en las actividades.
- No controlan bien la expresión de sus sentimientos.
- Tanto castigos como recompensas a largo plazo son poco efectivas con estos niños.
Los niños con mayor capacidad intelectual son también propensos a una detección tardía, puesto que “compensan” los síntomas del TDAH con su inteligencia. Por lo general, pasan la educación primaria sin mayor problema, pero al llegar a la secundaria, cuando aumenta la exigencia académica, se produce el fracaso escolar.
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